miércoles, 5 de enero de 2011

No pudo evitar romper a llorar, sus lágrimas no eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de cobardía. Sí, era una cobarde, nunca volvió a por él, solo se escondió en su pequeño mundo intentando ocultar lo que a simple vista era inevitable. Ella lo quería.
Apenas come, no necesita hacerlo, tan solo con su recuerdo se alimenta. Eso es lo que realmente la llenaba de vitalidad, solo necesitaba recordar una simple palabra saliendo de su boca, para sentir que su corazón, que su cuerpo se llenaba por dentro. Era tan interesante ver como sonreía cada vez que sus pensamientos se alejaban de la realidad.
Vuelve de su paseo. Necesitaba estar sola, reflexionar. Resultaba difícil mantener el ritmo mientras pensaba en como iba a hacer lo que su corazón pedía que hiciera.
Nunca se planteo esta situación, ella solo Jugó. Puso las cartas sobre la mesa y dejó con el azar hiciera el resto del trabajo. Pero se equivocó, su partida se truncó.
No lo aguantaba más necesitaba parar, había corrido aproximadamente 2 kilómetros, no sabía a donde iba, ni se lo había preguntado. 
Pero miraba hacia el cielo, algo la guiaba, algo la llevaba hasta su destino.
Tropezó, nadie le dijo que el camino fuera fácil, pero lo había estropeado y necesitaba arreglarlo a toda prisa.
Comenzaron a caer ligeras gotas de lluvia, pero ella, no se inmutó, siguió corriendo, sabia que cada minuto que pasaba era cada vez más tarde. Los coches pasaban a toda velocidad, era una noche fría, las ligeras gotas del rocío de la medianoche parecían haberse adelantado.
Había llegado, estaba allí. 
Se miraron, los ojos de ella se llenaron de luz, era un brillo muy especial, él la miró. Todo el rencor que sentía trás lo que ella le hizo se había acabado, todo había acabado para ellos dos.
Solo estaban él y ella, por fin el juego había terminado y los jugadores volvian a la casilla de inicio.
- Lo importante no es ganar el juego,
- ¿ De verdad no lo es?
- Pobre ilusa, Lo importante es saber como jugar tus cartas.

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